Este verano lo recordaremos especialmente por dos factores: las intensas y duraderas olas de calor, y la subida de los precios de la energía y combustibles en todo el mundo. Conseguir que nuestro hogar se enfríe para lograr un espacio confortable puede traer repercusiones importantes en la economía familiar. Algo similar ocurrirá, pero a la inversa, cuando tengamos que calentar las casas en invierno. Algunos países europeos ya están preparando planes de contención para los próximos meses.
Ya desde las últimas décadas estamos imbuidos en un círculo vicioso difícil de salvar. Los días más calurosos nos obligan a un mayor consumo de energía, algo que contribuye directamente en el calentamiento global del planeta y en más calor. Los arquitectos comienzan a tomar cartas en el asunto con el diseño de edificios donde siempre esté presente la reducción del consumo energético.
La institución alemana Passivhaus Institut ha diseñado un estándar de construcción en el que los componentes de la arquitectura ayuden a no depender tanto de la energía para refrigerarnos o calentarnos. El objetivo consiste en reducir hasta un nivel mínimo la huella energética, teniendo en cuenta la orientación solar, las condiciones del entorno y el aislamiento que se vaya a utilizar en la construcción.
¿QUÉ ES UNA CASA PASIVA?
Una “passive house” no se plantea como una marca, sino como un concepto de construcción que puede ser aplicado por cualquier persona, en cualquier lugar. No obstante, una “casa pasiva” es más que un edificio de bajo consumo energético. Debe poseer las siguientes características:
- En comparación con los edificios convencionales, las casas pasivas permiten un ahorro energético de hasta un 90%.
- Hacen un uso eficiente del sol, las fuentes de calor internas y la recuperación del calor, consiguiendo que los sistemas de calefacción convencionales sean innecesarios incluso durante los inviernos más duros.
- Por el contrario, estas casas en verano hacen uso de técnicas de enfriamiento pasivo, como es el caso del sombreado estratégico para mantenerse cómodamente frescas.
- Estos edificios vienen equipados con ventanas especiales y con una envoltura que consta de un techo y una losa de piso altamente aislados, así como paredes aisladas que mantienen el calor dentro o fuera de casa.
- Un sistema de ventilación suministra de forma constante el aire fresco, lo que permite, a su vez, una calidad de aire superior sin la presencia de corrientes desagradables.
- Y finalmente una unidad de recuperación de calor, altamente eficiente, permite reutilizar el calor contenido en el aire de escape.
ADAPTARSE AL CLIMA DE CADA PAÍS
El concepto de casa pasiva se puede aplicar a todos los climas del mundo, al igual que los procesos físicos que hay detrás de su diseño. Sin embargo, hay que adaptarse al clima específico que los arquitectos se encuentren. Un edificio que cumpla con este estándar en regiones muy al norte será muy diferente al que se levante en países tropicales.
“Las generaciones presentes deben terminar con la dependencia de las fuentes de energía fósiles. Entonces seremos capaces de avanzar en el proceso cognitivo y prolongar nuestra vida con dignidad”, afirma el doctor Wolfgang Feist, pionero en las Passive House desde hace veinticinco años.
Asimismo, quizás haya que volver a mirar hacia el pasado para preservar nuestro futuro. Las antiguas civilizaciones aprovechaban los recursos de su entorno para construir viviendas confortables. Por ejemplo, las casas de barro de Mali consiguen estar frescas en su interior frente al inmisericorde calor del Sáhara, y los iglús en las regiones árticas consiguen justo lo contrario. Ambos modelos son viviendas pasivas y sostenibles.
Para más información sobre este estándar de construcción os dejamos el siguiente enlace a la web oficial del Passivhaus Institut.
