Admiro por muchas razones a mis padres, y con el tiempo, se van añadiendo más. Ahora me pregunto cómo soportaban la incertidumbre cuando estábamos en la calle. Si un niño hoy se retrasa cinco minutos, cualquier Mamitech recurre a al teléfono y con un simple mensaje, las dudas se disipan. Antes, solo quedaba esperar o llamar a los padres de nuestros amigos. Me cuesta imaginar soportar esa incertidumbre. Por esta razón, las pulseras inteligentes del campamento de verano de English Summer me han parecido todo un hallazgo. Nos dan toda la tranquilidad que buscamos y a ellos toda la libertad que desean, ¿quieres saber cómo funcionan?
Supervisa a tus hijos con las pulseras inteligentes de English Summer
No sé si conocéis esto campamentos de inglés, pero son uno de mis preferidos. Lamentablemente, no podemos atender a nuestros hijos durante los tres meses de vacaciones, así que tenemos que dar con soluciones. Cuando era pequeña, iba con algunas amigas a este tipo de actividades. Son muy divertidas, tenía una gran sensación de autonomía y conocía a gente nueva. Por eso, siempre lo recomiendo. Ahora las cosas han evolucionado mucho: el presente y el futuro nos exige cada día más. Por eso, parece una idea excelente que además de esa experiencia, tengan la oportunidad de aprender inglés de un modo distendido y natural.
Sin embargo, a veces cuesta dejarlos marchar, sabiendo que las agendas de los campamentos y ese ambiente relajado hace que se lo pasen tan bien que no se acuerdan de llamarnos. Y si lo hacemos nosotras, corremos el riesgo de interrumpir, molestarlos… Por eso, esta idea de las pulseras inteligentes de English Summer, en Vallclara (Tarragona), me ha parecido genial. Gracias a ellas, las familias están súper conectadas con los hijos, sin la necesidad de hablar ni de mensajear.
Diseñadas con tecnología NFC, nos permite controlar a nuestros hijos sin ser esas madres pesadas que tanto detestan. Para empezar, las usarán para pagar, por lo que sabremos cómo están usando el dinero. Además, el monitor la usará para hacer el recuento, de forma que esa información nos llegará a nosotras también. Del mismo modo, son necesarias para entrar en las habitaciones. Por consiguiente, estaremos al tanto de qué comen, qué actividades hacen, cuánto dinero gastan y a qué hora se acuestan. No está mal, ¿no? Por si esto fuera poco, se nos proporciona un número de teléfono para que ¡podamos ponernos en contacto directamente con los monitores!
Así, los niños podrán disfrutar libremente de la experiencia, con sus fiestas y actividades, sin pensar en nosotras. Porque seremos plenamente conscientes de todo aquello que nos importa, es decir, sabremos que están y que se lo están pasando bien. De lo contrario, y esto es algo que no cambia nunca, serían ellos mismos los que nos llamarían. Cuando se sienten mal o les sucede algo extraño, siempre recurren a nosotros. Quizá nuestros padres jugaban con esta ley universal, pero teniendo estas comodidades, cuánto cuesta fiarse solo de ella, ¿verdad?