Si hay algún tema tema recurrente en los últimos tiempos, Mamitech, es el de la extinción de antiguos oficios y la aparición de otros nuevos. Desde luego, ya ha llegado uno para quedarse, los gamers. Personas muy jóvenes que destacan por su destreza en los videojuegos y que deciden hacerlo profesionalmente. Tienen sus equipos, sus patrocinadores y sus entrenadores. Es cierto que a más de una nos cuesta entender este concepto, mucho más cuando sabemos que hay que tener precauciones con los videojuegos, pero también lo es que pueden ayudar a los peques a desarrollar habilidades muy complicadas de trabajar en otros terrenos, como sucede con la frustración.
Cómo usar los juegos para superar la frustración
La frustración es ese sentimiento de malestar que nos embarga cuando no conseguimos aquello que deseamos. En algunos casos, esa emoción aparece con rapidez, mientras que en otros el proceso es más lento. Cuando un peque se frustra, suele reaccionar con rabietas, así como con el abandono de aquello que están haciendo. De hecho, los equipos docentes y los educadores señalan que quienes no saben manejar la frustración, tienen muchas más posibilidades de encontrar dificultades en su relación con los estudios, sus seres queridos y, por supuesto, con ellos mismos. Por eso, preferimos hablar de superar más que de “tolerar la frustración”.
Por muy complicada que sea la trama o por muy espectaculares que sean sus gráficos de un videojuego, no deja de tratarse de conseguir objetivos. Sin embargo, hay algo que ha cambiado mucho con respecto a los antiguos arcade: las posibilidades estratégicas con las que cuentan los jugadores. Gracias a ellas, los peques aprenden que no hay un único modo de hacer las cosas. Es muy importante que cuando se inicien en los vídeo juegos, los acompañes y los alientes a buscar soluciones. De esta manera, pasarán de ese enfado casi irracional al desarrollo del trabajo creativo.
Por otra parte, también aprenden a hacer algo en lo que nuestra generación no ha estado muy diestra: a divertirse perdiendo. Sí. Porque una vez superada esa rabia inicial a la que llamamos frustración, la partida continúa y el hallazgo de soluciones se convierte en una diversión en sí misma. Es verdad que se disfruta cuando se gana, pero ¿no es más intensa la alegría cuando hemos ido sorteando los diferentes obstáculos que nos hemos encontrado por el camino? Y esta es la ventaja del videojuego para los niños: cada misión les planteará un grado dificultad diferente. Saborearán las mieles del éxito intuitivo y las del trabajo duro y creativo.
No obstante, y como contamos en el link de arriba, es necesario que estés con ellos durante el proceso. Como toda herramienta, deben saber usarla y para eso estamos nosotras y el resto de su familia, ¿verdad, Mamitech? Jugar durante muchas horas y sin ningún control suele generar problemas de socialización y de empatía. Si sus amigos solo son virtuales, les costará hacer amistades fuera de casa, así como comprender los sentimientos de los demás.
Es imposible educarlos y divertirnos con ellos a través de medios que no entienden. Muchos de nuestros juguetes y pasatiempos son absolutamente desconocidos para ellos. Sin embargo, las necesidades emocionales no cambian. Todos, techies o no, necesitamos querernos y que nos quieran. Queremos conseguir nuestros objetivos y superarnos. Deseamos ser felices. En este sentido, los vídeo juegos son una herramienta tan poderosa que no podemos ignorar.