Según mis amigos, mi biblioteca es impresionante. Para los niños, es “de locos”. Me miran y me preguntan “¿Los has leído todos?” Así que el otro día empecé a pensar en la difícil relación que tienen los niños con la lectura y me di cuenta de algo ¿Qué pasaría si imprimieran todo lo que leen en la red? Estoy segura, Mamitech, de que tanto los adultos como los jóvenes nos sorprenderíamos de la cantidad de folios que necesitaríamos. Así que he llegado a la conclusión de que lo que hay detrás de su reticencia a la lectura es el miedo al volumen. El volumen de los libros los asusta, no se ven capaces acometerlos. El éxito de la app Hooked apoya mi tesis.
La app de lectura Hooked engancha a los adolescentes
Los libros digitales o analógicos son una sucesión de líneas que, en el caso de la ficción, sirven para contar una historia. Estas líneas se transforman en páginas. Sin embargo, cuando usamos whatsapp o facebook no tenemos paginado, ya que estas plataformas intentan reproducir la sensación de la oralidad. Sí, incluso facebook. Así, tenemos una impresión de ligereza cuando leemos aquí, no contamos lo que nos queda, ni lo que nos falta, ¿Imaginas cómo te sentirías si pensaras en la información de las redes sociales como lo haces cuando se trata de un libro? La palabra “abrumada” se queda corta, ¿verdad?
Bien, Hooked juega con esto y consigue que nuestros hijos lean y descubran la emoción de las buenas narraciones. Disponible en Android e iOs, es muy sencilla de usar. Solo tienes que descargarla y comienza la magia de la ficción. Una relato de 100o palabras dialogado con el aspecto de una conversación de chat. La tensión está presente desde el principio, por lo que los chicos se enganchan en seguida. Además, los argumentos suelen girar en torno a temas que les resultan cercanos.
Es muy buena para fomentar la lectura también por su funcionamiento. Cuando llevas cierto tiempo sin usarla, la app te lo recuerda con mucho ingenio. Para seducirte, no usa la típica notificación. En vez de esta, te ofrece directamente el texto que, recordemos, no es una página. Es una línea concebida para mantener la atención. No hay ni una sola que descanse. Es así como nos mantiene siempre en vilo mientras leemos, pero cuando más notamos su eficacia es precisamente cuando quiere que retomemos la app.
Por último, en la versión gratuita sucede algo que me encanta. Tiene un límite de líneas, “hoots”. Por tanto, en un momento dado, leemos el mensaje “te has quedado sin hoots”, vuelve dentro de 35 minutos. Algo que se ha pensado para obtener dinero, resulta increíblemente útil para aumentar el interés de los adolescentes, como sucedía con las novelas seriadas decimonónicas. Ese pared con la que se topan plantará el gusanillo ese de ¿y ahora qué? y continuarán pendientes del relato, ¿no es genial?
Nuestra generación tiene una ventaja sobre la de los niños. Las que hemos sabido a adaptarnos a la tecnología, podemos pensar “en digital” y en “analógico”. Viajamos de un lado a otro de una manera más natural. Para ellos es más difícil. Lo digital intangible es su hogar. Por eso, cuando se topan con un libro en papel no solo les parece ajeno, también la encuentran una tarea demasiado laboriosa. En este sentido, las apps para leer son un instrumento genial para introducirlos en la literatura, ya que estas son un territorio conocido para ellos.
