En vistas de la buena acogida entre las Mamitechs del artículo que escribí sobre Figuras Ocultas, me ha parecido una buena idea hablar de otras mujeres que han participado en la historia de la tecnología. En esta ocasión, hablaremos de Lady Lovelace. Hija de Lord Byron, recibió una educación exquisita. Educación que absorbió con fruición, ya que era una apasionada del estudio, le encantaba poner en práctica todo lo que aprendía, como demuestran su producción poética y sus trabajos en matemáticos. De este último campo, destaca su crucial participación en la invención del primer ordenador o máquina analítica
Ada Lovelace: la cara invisible de las matemáticas
Ada no era una aristócrata al uso, como tampoco lo fue su familia. Su padre, Lord Byron, fue parte seminal del Romanticismo literario y político y su madre, Anna Isabella Noel Byron, destacó también como poeta y matemática. Gracias al magnífico papel social y cultural de sus padres, Ada estuvo en contacto con las mentes más innovadoras de su tiempo. A pesar de que expulsaron a Lord Byron del país cuando era muy pequeña y de que jamás lo volvió a ver, su madre se preocupó por que tuviera una educación exquisita.
Sin embargo, Ada tenía una salud frágil, por lo que pasó grandes períodos de su infancia en la cama. Quizá estos momentos de soledad forjaron una personalidad peculiar, inclinada a la reflexión y a la imaginación. Una imaginación que se vio estimulada cuando con 10 estuvo 15 meses viajando por toda Inglaterra. Cuentan que en aquellos meses la pequeña Ada se bebía con los ojos todo lo que veía. Tras ello, se retiraron a una gran casa en el campo, donde casi siempre estaba sola. Y su amor por el conocimiento llenó la mayoría de las horas hasta que, de nuevo, su salud se rensión hasta el punto de sufrir una parálisis durante años.
Después de recuperarse, se trasladaron a Londres, donde se enamoró de William King y conoció a los personajes más emblemáticos de la época. Fue en ese momento, cuando en una fiesta conoció a Charles Babage, quien estaba trabajando en el desarrollo de una calculadora automática. A pesar de sus esfuerzos, no sabía cómo programarla. Los dos comenzaron una relación epistolar muy intensa y profusa que terminaría cambiando la historia.
Cómo se convirtió en la primera programadora
Ada encontró en Charles un amigo del alma. Con él, podía ser quien era, de tal manera que la mayorías de las cartas giraban en torno a las matemáticas y a la máquina que Babage estaba montando. A él se le daba bien la ingeniería, a ella el cálculo. Charles quería conseguir una “máquina analítica” que hiciera operaciones matemáticas complejas más rápido que la mente humana. Y finalmente lo consiguió, gracias a la aportación de Lady Lovelace. Ella creó el cerebro de la misma.
Este dispositivo se considera el primer ordenador de la historia. Es posible que sea cierto que las innovaciones sean fruto de las demandas de su tiempo, más que el resultado del trabajo de una persona o de un equipo. Quizá si no hubiera sido ella, habrían sido otros, pero la cuestión es que fue ella, a pesar de que poca gente haya oído hablar de ella. El peso de su obra es similar a la de Thomas Edison o Graham Bell pero, pese a ello, pocos le reconocieron su genialidad. En su momento, fue la “hija de” y la “mujer de” o simplemente un “bicho raro”.
Ada Lovelace decía de la imaginación que “es lo que penetra en los mundo no vistos que nos rodean (…) Es lo que siente y descubre lo que es, lo ‘real’ de lo que no ‘existe’ para nuestros ‘sentidos'”. Ella supo ver lo que no existía y ahora nos toca a nosotras mostrar que Ada Lovelace existió.